En estos días de confinamiento muchos usamos el tiempo en varias actividades y terminamos mirando por la ventana. Allí he encontrado esta escena del arco iris tan impresionante que me ha hecho pensar algo: aunque aparentemente todo esté oscuro, todavía hay esperanza.
El arco iris muestra el pacto que Dios hizo con el ser humano: «Cuando yo cubra la tierra de nubes, y en ellas aparezca el arco iris, me acordaré del pacto que he establecido con vosotros y con todos los seres vivientes. Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio para destruir a todos los mortales. ». Génesis 9:14-15
Y esto es algo que siempre se repite. Al ver el arco iris Dios se acuerda de su pacto y aunque nuestros pecados merecen ser castigados, Dios no destruye al ser humano. Así que mantiene su promesa y continúa sosteniendo al mundo entero.
Algo similar sucede con su hijo Jesús: cuando conocemos el Evangelio de Jesús y entendemos que nuestros pensamientos, palabras y acciones no son suficientes como para presentarnos perfectos delante de Dios y comprendemos que necesitamos a Jesús como Salvador para reconciliarnos con Dios, Dios no nos mira igual que a los demás. Desde ése momento Dios nos mira como Padre y nos perdona para siempre porque la fe en su amado hijo Jesús es la señal que lo cambia todo.
Que Dios nos ayude a seguir disfrutando de su promesa, de su fidelidad cuando nos asombramos con el arco iris. Y ojalá que si estás leyendo estas palabras comprendas que necesitas al Señor, porque sólo Él, el Creador, el Salvador ofrece una esperanza eterna que va mucho más allá de nuestras circunstancias actuales.