Para entender lo que les quiero transmitir es necesario definir la palabra contraste. El Contraste es la diferencia notable entre la oposición que presentan dos cosas cuando se comparan entre sí.

En la localidad de Bailén hay una calle cuyo nombre es García Morato, pero la gente del pueblo la conoce como la calle de los muertos. Este sobrenombre se entiende por el siguiente motivo: desde la iglesia de la Encarnación hasta el cementerio, es costumbre en Bailén hacer el recorrido a pie detrás del coche fúnebre. Es un recorrido triste, de reflexión, de pena, de desconsuelo de la familia que está en duelo por el difunto, de silencio, aunque a veces este silencio se rompe con algún comentario de algún acompañante. La verdad es que la calle se tiene bien ganado el tétrico nombre.

Hace cinco años, hacia la mitad de la calle, se abrió un local para que se reuniera un grupo de cristianos evangélicos. A la altura del número 28, antes de llegar a la plazoleta, en ese local, se habla del evangelio de Jesucristo. Un Jesucristo vivo, resucitado, que con sus hermosísimas palabras nos ofrece, a través del arrepentimiento de pecados, una vida llena de paz, consuelo y regocijo. Aquí está el contraste. Para los cristianos que se encuentran en ese local, el dolor por la pena de un ser querido, a esa altura de la calle, se convierte el júbilo, pues conocen que los muertos en Cristo están disfrutando de la vida eterna junto a Él. Estas palabras nos llegan al corazón.

Los que creemos en Jesús como nuestro único y suficiente Salvador, nos encontramos contentos y agradecidos, alabamos su Santo nombre por habernos perdonado y por haber muerto en una cruz voluntariamente por amor a nosotros y creemos que cuando muramos partiremos con Él al cielo, para disfrutar de la presencia de Dios por toda la eternidad.

Estamos muy contentos en nuestra pequeña comunidad de la esperanza que tenemos en Cristo Jesús, nuestro Salvador.

Desde este blog, a ti que nos escuchas, queremos decirte que en la calle García Morato hay un local donde la iglesia de Cristo se reúne y quedas invitado a escuchar la Palabra de Dios. Este Dios en el que creemos, es un Dios de amor, misericordia y compasión. Nosotros le amamos porque Él nos amó primero, y Él quiere salvarte de la condenación eterna.

Si por las distintas circunstancias de esta vida, tú también tienes que caminar detrás de un coche fúnebre, acuérdate que en la calle de los muertos se predica la vida, porque en el evangelio de Jesús, las palabras del Señor son de vida, y vida en abundancia.

¡Sí! Para ti, que a lo mejor estás buscando algún propósito en tu vida, Jesús es la respuesta. Él lo dio todo, hasta su preciosa sangre, y lo hizo por amor a ti y por amor a mí.

Os dejo con unas palabras hermosas dichas por Jesús en el evangelio de Juan 14:27: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

Manuel Sampedro Frutos 



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