¡Hola! Hoy compartimos el mensaje de Abraham Sampedro con 3 recomendaciones bíblicas para encontrar paz en Dios en medio de las dificultades basadas en las palabras de David en Salmos 42:5.

Puedes escucharlo aquí.

O si lo prefieres puedes leer el texto completo del mensaje:

Durante un solo día nuestros sentimientos van fluctuando dependiendo de lo que vayamos experimentando ¿verdad? Pasan los segundos, minutos y horas y,si todo va bien, nos mantenemos firmes pero cuando vienen problemas, eso es otra historia.

Lo mismo empezamos el día con unos planes y proyectos definidos en el trabajo, en la familia y de repente, el coche no arranca, o llueve o alguno de nuestros seres queridos se encuentra realmente mal. Comenzaron los cambios que no le gustan a nadie.

Muchas veces nuestra primera reacción es escuchar cómo nos sentimos, cómo se siente nuestro interior y saltamos con el impulso de lo primero que pensamos. Pero esto trae consecuencias para nosotros y para los que nos rodean. Nos dejamos llevar por el momento y luego pedimos perdón.

Sé que me entendéis porque esto puede pasarnos a todos en mayor o menor grado dependiendo del problema y cada uno reacciona de una manera o de otra.

Hay alguien en la Biblia al que no le importa mostrar sus sentimientos y que hoy leamos lo que escribió porque es útil para nosotros. A Él no le importaba compartir cómo se sentía delante de Dios porque su relación con Dios era única. Estoy hablando del rey David.

3 recomendaciones bíblicas de alguien tan apasionado como el rey David.

  1. No te limites a escuchar tu interior háblale de tu Dios
  2. Espera en Dios
  3. Fortalécete en el Dios que te salva.

Comenzamos con la primera: En el salmo 42 leemos algo que es muy importante para nosotros hoy. En los primeros versículos muestra cómo se sintió al no poder adorar al Dios vivo con el resto de su pueblo.

Él sentía la necesidad de adorar al Señor y estaba realmente desesperado Y además sus enemigos se burlaban de Él preguntándole dónde estaba su Dios? Entonces recuerda el gozo de estar con el pueblo alegres alabando al Señor.

¡Ojalá nosotros tengamos tantas ganas de alabar al señor juntos como tenía el rey David!

Pero en el versículo 5 David hace una pregunta a su propia alma:
¿Por qué te abates oh alma mía? ¿Y te turbas dentro de mi?

Este diálogo interno es curioso porque si os fijáis, lo que solemos escuchar muchas veces cuando tenemos problemas es que interpretemos las cosas de otra manera. Que lo que tenemos que hacer es dejar de sentir una cosa y buscar en nosotros mismos los recursos que necesitamos para entender que lo que pasa.

¿Pero qué os quiero decir con todo esto? Que esta manera de ver la vida según lo que vamos sintiendo no es de fiar. Es inestable porque somos así y nos cuesta mantener la calma. No es como algunos dicen, “pues no te sientas así” y todo solucionado.

Entonces David nos está diciendo que a pesar de saber muchas cosas sobre Dios, aún así le pregunta a su alma el motivo de su inquietud y abatimiento. David no escucha a su interior sino que habla a su alma desesperada.

No esperemos ser mejores que David cuando hay dificultades en nuestra vida. Preguntémonos el motivo por el que nuestra alma está inquieta. No se trata de buscar en nuestros sentimientos que van y vienen porque aún hay pecados en nosotros hasta que vayamos con el señor.

No nos engañemos intentando aparentar nada porque Dios sabe lo que sentimos y cómo reaccionamos. Dios sabe que no tenemos el control. Preguntemos más bien a nuestra alma el motivo de estar inquietos Y encontremos respuesta como hizo David. Porque hay un motivo por el que puede que estemos inquietos pero también hay una salida.

La segunda recomendación es esperar en Dios.

David comienza diciendo “Espera”. ¡Que fácil es decirlo! ¿verdad? David le dice a su alma que espere como si eso fuese lo más fácil. Como cuando alguien que está sufriendo le dices espera, todo saldrá bien. Y esta persona no tiene la más mínima idea de lo que pasará.

Es fácil decirle a otro que está nervioso que lo que tiene que hacer es esperar. Y nosotros podemos caer en ese consejo que no tiene ninguna base. Porque el que espera necesita esperar con una alternativa que le dé tranquilidad.

Hoy hay técnicas de relajación para dar tranquilidad pero David no está diciéndole esto a su alma. No le está diciendo: respira hondo inspira y respira con más tranquilidad porque no servía de nada.

David le está diciendo a lo más profundo de su interior que espere en Dios, que todas sus expectativas las pongan el Señor al que ya conoce.

Esperar en Dios es lo único que podemos hacer cuando nuestra alma está inquieta, Pero hay que pedírselo. No hay problema en decirle a Dios: Ayúdame a esperar en tí Señor, te necesito o estoy inquieto, dame paz.

David además de decirle a su alma que espere en Dios le está diciendo lo que piensa: Que de nuevo volverá a alabar a Dios en el futuro como tanto anhela su alma.

Repito que es fácil decir que vendrán tiempos mejores sin ninguna base para decirlo. O porque la vida es un ciclo en el que en el futuro todo irá mejor.

Es una actitud positiva pero lo que Dios nos da es diferente, es mucho mejor.

Os recuerdo que en primer lugar hemos empezado diciendo que David hablaba a su alma y es algo mucho mejor que escuchar nuestros sentimientos que muchas veces se contradicen.

El segundo punto que hemos visto es lo que le decimos a nuestra alma, que espere en Dios como base firme para nuestra esperanza.

Y terminamos con la tercera recomendación de hoy que leemos en este mismo versículo.

La tercera recomendación es Fortalécete en el Dios que te salva.

David dice Salvación mía y Dios mío. Esto también es importante para nosotros. David le dice a su alma algo que nosotros también necesitamos recordar hoy. Dios no es alguien lejano que no quiere tener nada que ver con sus criaturas, Él quiere que entendamos que conoce cada una de nuestras circunstancias y que de la misma manera que el Dios de David, quiere ser tu Dios personal.

De manera que cuando estamos alegres o desesperados el creador, el formador y el rey del universo también es nuestro Dios que se implica en nuestras vidas.

David lo considera su Dios pero también aquel que salva.
A David Dios le salvo de muchas malas bestias cuando era pastor y de muchas batallas en las que combatió. Y le salvó de la condenación eterna por la misericordia de Dios.

Esto le daba la fortaleza para cada día y hoy estas palabras también pueden darnos fortaleza nosotros.

Hermanos y hermanas hablemos a nuestra alma cuando estemos inquietos, esperemos en Dios pero nunca olvidemos al Salvador. Porque nuestra alma necesita recordar cada día que Cristo murió por nuestros pecados.

Necesitamos recordar que todavía debemos cambiar pero no estamos solos. Necesitamos recordar que debemos seguir cambiando pero no estamos solos, el espíritu Santo tiene poder para cambiarnos y Jesús intercede por nosotros aunque no nos lo merezcamos.

Necesitamos predicarnos el Evangelio cada día para comprender de qué nos ha librado el padre y que su ira por nuestros pecados fue derramada en su propio hijo amado para que hoy podamos acercarnos confiadamente al trono de la gracia y alcanzar misericordia y gracia para la ayuda oportuna.

Hablemos a nuestra alma de Dios para que Él llene nuestra alma de su paz y serenidad y nos ayude a esperar en el recordando al Salvador que se entregó para que hoy por su gracia y por la fe tengamos vida eterna.

¡Que Dios te bendiga!

 

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