Durante estos días estamos viendo por la calle más personas de lo habitual, con ramos de flores, velas, o lamparillas. Esto nos indica claramente que van al cementerio.

Como cristiano, a mi me gusta hablar del evangelio y cuando se predica la Palabra de Dios a las personas cercanas surgen diversas cuestiones. Las personas me muestran sus inquietudes pero también sus dudas.¿En qué crees tú? ¿La Biblia es la Palabra de Dios? ¿Qué hay después de la muerte?

Un día salió el tema de la muerte y de la posterior resurrección. Mi interlocutor comentó con ironía: “tiene que estar bien el otro mundo, porque ¡ninguno vuelve!

Para ilustrar mi convencimiento sobre el tema escogí un relato de la Biblia, en el evangelio de S. LUCAS 16:19-31. El Señor Jesús a veces hizo uso de las parábolas para hacernos ver lo importante de la necesidad de que un pecador se arrepienta, diciendo que cuando eso ocurre hay gozo en el cielo. Pero Jesús también contó a sus discípulos una historia que te pone los pelos de punta debido la importancia de saber tomar decisiones para el futuro.

Jesús narra la historia de dos personas, el rico y Lázaro, que viven sus vidas pero al final de las mismas hay una situación tremenda,. Una de ellas era inmensurablemente rica y la otra muy pobre. Entre ambas pueden caber todo tipo de personas y circunstancias. Una vive en la abundancia y la otra en la más indigna de las miserias. Pero la muerte no encuentra diferencia económica y se lleva a las dos personas ya que Dios dice en su palabra que la paga del pecado es la muerte y todos somos pecadores.

La Biblia dice que el rico fue sepultado. Posiblemente funeral a todo lujo elegante y concurrido. Sin embargo el pobre, dice la palabra que fue al cielo. No sabemos si fue enterrado. No creo que fuera nadie a su entierro excepto su familia.

El que fue enterrado con todos los honores fue al infierno, no por ser rico. Sólo Dios sabe el por qué. Él es conocedor de los corazones de cada uno de nosotros, y además tiene buena memoria para juzgarnos justamente. Lázaro no fue al cielo por ser pobre; hay pobres que le dan la espalda a Dios y no quieren saber nada de Él.

Dice la palabra que el rico estando en tormento, que es lo que hay si se está apartado de Dios, clamó misericordia, implorando que con la punta del dedo mojase sus labios y le refrescase su lengua porque estaba atormentado.

Hay unas palabras tremendas y sobrecogedoras que afirman que hay una gran sima después de la muerte, indicándonos que hay un barranco profundo que separa los dos mundos y es imposible comunicarlos entre sí, siendo imposible pasar de un dado al otro.

Me causa dolor en el corazón esta situación tan dramática en la que podemos caer por no saber elegir. De pequeños elegíamos los juguetes, amigos, cuando crecemos elegimos los estudios, la novia, el trabajo, quién será la mujer perfecta para casarnos y tener hijos, si vamos a tener coche, vivienda…En realidad siempre estamos tomando decisiones.

Me sorprende que la decisión en cuanto a Dios la dejamos continuamente para mañana. El tema de Dios es para los viejos me dicen siempre. Pero a esto siempre contesto que el mañana no es nuestro. Hoy es un buen día para hablar de Dios y tomar decisiones con respecto a Él.

Hay una verdad bien cierta, los que están en el cementerio ya tomaron sus decisiones y vivieron sus vidas. Algunos fueron de una manera y otros de otra. ¿ Malos o buenos? El Señor lo sabe, yo no lo juzgo. Pero hay un aspecto a considerar: Ya no volverán porque hay una gran sima que nos separa.

En esa misma historia el que era rico dice: te ruego, pues Padre que envíes a casa de mi padre a alguien porque tengo cinco hermanos para que les testifiques a fin de que no vengan ellos a este lugar de tormento.

Pero Abraham le dijo: a Moisés y a los profetas tienen, óiganlos. Pero el rico insistió, si alguno fuese a ellos de entre los muertos se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: si no oyen a Moisés y a los profetas tampoco se convencerán aunque alguno se levante de entre los muertos.

Pensando en esto, me decía: si un muerto saliese del cementerio de Bailén y se presentara al Ayuntamiento diciendo: he estado muerto, he resucitado con un propósito, quiero decir lo que he experimentado en mi muerte y quisiera convocar a la ciudadanía para explicarle qué hay después de la muerte.

En ese momento habría diversas reacciones. Personas atónitas que se les vería la cara de horror, a otros se les vería cara de alegría al saber, que estaban en lo cierto al creer que la muerte no es el final como dice la Palabra de Dios. Otras personas criticarían al muerto por impostor diciendo que eso era un engaño, que era imposible que hubiera resucitado.

Al otro día la noticia correría como la pólvora por los medios de comunicación. pero pasarían los años y quedaría como una anécdota que un día en un pueblo, en Bailén, se apareció un muerto diciendo lo que vio en el más allá. Concluirían en que todo había sido un fraude y quedaría en el olvido.

Es cierto. No se trata de que vuelvan los muertos a contarnos lo que hay en el mas allá , porque esto entra en el ámbito de la fe. De confiar en Dios, en la Biblia, su palabra, la cual nos habla de su inmenso amor. De un amor excepcional que sólo Él lo puede dar con el propósito de tener comunión con nosotros.

Su Palabra nos habla de su hijo, de Jesucristo, quien se entregó por nosotros para dar un sentido a nuestra vida y una esperanza en el cielo con Él durante toda la eternidad.

Hoy es día de tomar decisiones, acércate a Dios. No lo dejes para mañana porque el mañana no es tuyo. Acércate a Él, Él te ama. Aprende de esta historia de lo contrario a cuando la muerte llame a tu puerta y pongan tus esquelas en las esquinas de Bailén y no habrá vuelta atrás. Nadie puede cruzar esa sima para volver y rectificar.

Manuel Sampedro Frutos,

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