No os gloriéis del día de mañana
¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana.Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Santiago 4:13-17
Es fácil enfadarse cuando las cosas van mal, pero no debemos perder la fe en Dios, porque Él está trabajando en nuestras vidas en medio de las penas y el sufrimiento para darnos crecimiento espiritual y aumentar nuestra fe.
En una ocasión un barco zarpó a alta mar con 20 hombres a bordo. Iban a realizar un viaje de 50 días y entre ellos se encontraba un cristiano fiel que era objeto de burla del resto de la tripulación por su consagrada vida.
Una noche estalló el cuarto de máquinas y se hundió el barco sobreviviendo solamente el fiel Cristiano al naufragio quedando solo sobre una pequeña isla desierta.
El cristiano oraba fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara. Todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero ésta nunca llegaba. Ya cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.
Un día se fue a pescar y regreso corriendo al ver que se quemaba su choza sin poder salvar nada. Después de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla como sonámbulo, ya sin esperanza.
El náufrago estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decía: ‘¿Cómo pudiste hacerme esto?’, quedándose dormido sobre la hamaca. Temprano a la mañana siguiente, escuchó asombrado la sirena de un buque que se acercaba a la isla.
¡Venían a rescatarlo!
Al llegar sus salvadores les preguntó: ‘¿Cómo sabían que yo estaba aquí?’. Y ellos les respondieron: ‘Vimos las señales de humo que nos hiciste y nos apresuramos en llegar.’
Es fácil enfadarse cuando las cosas van mal, pero no debemos perder la fe en Dios, porque Él está trabajando en nuestras vidas en medio de las penas y el sufrimiento para darnos crecimiento espiritual y aumentar nuestra fe.
No hay duda que hay situaciones que hacen desvanecer nuestras esperanzas. Especialmente cuando vemos que aquella que parecía ser la única solución a nuestro problema resulta ser otro intento fallido.
Recuerda que si tu pequeña choza se quema, no pierdas la fe. Es posible que ésta sea simplemente una señal de humo que está surgiendo de la gracia de Dios. Por todas las cosas negativas que nos pasan, debemos decirnos a nosotros mismos: “Dios siempre tiene una respuesta positiva para todas las cosas negativas”.
¡Que Dios os bendiga!
Saludos cordiales para todos Miguel Sánchez Guzmán