Hace unos días hablaba de la actitud de las personas al conocer a Jesús y la manera que tenía Jesús de acercarse a las personas como leemos en el  pasaje de la mujer samaritana.
Para Jesús cada persona importa.
La oficina al completo

Hoy vamos a leer un pasaje en el que un ciego que mendigaba escuchó que Jesús pasaba cerca de él y desesperado comenzó a chillar hasta que Jesús se acercó para sanarlo.

«Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando;
y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello.Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno.
Entonces dio voces, diciendo: !!Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 
Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: !!Hijo de David, ten misericordia de mí!
Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: 
¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado.
Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.»
Este hombre no tenía nada, mendigaba para seguir viviendo, dependía de los demás.
Conocía a Jesús, porque la forma de vivir de Jesús, los milagros y las enseñanzas no pasaban desapercibidas ni en Jericó.
En su desesperación Bartimeo el ciego pidió misericordia al único que podía concedérsela y tenía poder para cambiar completamente su vida.
Pero los que acompañaban a Jesús le pedían que se callase, no era alguien importante para Jesús en ese momento. Cómo iba a ser importante aquel ciego tirado en el camino? 
Tal vez Jesús se dio cuenta de esa actitud y por ello paró. Se detuvo para enseñarnos algo así como a aquellas personas que le seguían. Para Jesús cada persona importa. Él nunca se acercaba sólo a personas influyentes de las que pretendía sacar algo, no. 
No hagamos nuestras algunas estrategias pensando que son las que Dios quiere para la expansión del evangelio. Una cosa es usar herramientas para llegar a la gente y otra muy distinta es actuar con las personas fríamente al conseguir que se acerquen a escuchar. 
¿Cuando se acercan nos preocupan realmente o se transforman en un número más para nuestra lista de convencidos? Si nuestra preocupación es real como la de Jesús, la posterior reacción de las personas será como las que recibían a Jesús. En Bartimeo tenemos un ejemplo. 
«Y luego vio y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.»
Y esta actitud, esta nueva vida se proyectaba en las personas que rodeaban a aquel ciego así como esperamos que las personas que se convierten de verdad sean luz para los que tienen en su contexto diario, entre su familia y amigos como nosotros aprendemos de Jesús.
Estoy seguro de que para Jesús cada persona importa, pero qué pasa con nosotros, cual es nuestra manera de tratar a las personas?

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